- Exposición: La píldora
- Mujeres pioneras
"Ninguna mujer puede considerarse libre hasta que pueda elegir conscientemente si desea ser madre o no", dijo la enfermera estadounidense, educadora sexual y activista de la anticoncepción Margaret Sanger. Sin embargo, la libertad que ella pedía no se daba por hecho a principios del siglo XX y permaneció en el centro de la lucha del movimiento feminista durante décadas en adelante. En este capítulo analizamos la lucha por la aceptación de los métodos anticonceptivos por parte de mujeres pioneras, centrándonos primero en Marie Stopes.
Marie Stopes
En 1918, la autora, científica y activista británica Marie Stopes publicó su libro Married Love, cuyo éxito animó a Stopes a escribir la continuación. Wise Parenthood: a Book for Married People, un manual sobre la anticoncepción, se publicó más tarde ese año.
Ambas publicaciones recibieron mucha atención del público y llevaron a una parte de los lectores a llamarla para pedirle ayuda. Debido a esas reacciones, Stopes decidió iniciar la campaña pública de anticoncepción que finalmente se convertiría en su legado más importante. La campaña de Stopes estuvo dirigida tanto a estrategias prácticas de apoyo como a la defensa política y el cambio legislativo. Contó con el apoyo de personas influyentes, como Lady Constance Lytton.
Aunque la mayor parte de los lectores de Married Love eran miembros de la clase media y alta, con su obra Stopes quería llegar a todas las clases sociales. Esto finalmente llevó a la fundación de su primera clínica de control de natalidad en marzo de 1921, la primera de su tipo en el Reino Unido. La Mothers' Clinic for Constructive Birth Control (Clínica de las madres para un control constructivo de la natalidad) se estableció en 61 Marlborough Road en Holloway, un barrio de clase trabajadora en el norte de Londres.
El establecimiento de la clínica marcó el inicio de una nueva era en la que por primera vez las mujeres casadas y las parejas tuvieron la oportunidad de recibir una educación fiable y abierta sobre salud reproductiva y métodos anticonceptivos, y de tomar control sobre su fertilidad de forma totalmente gratuita.
Marie Stopes continuó desarrollando una red de clínicas regionales siguiendo el modelo de la clínica original de Londres. El alto interés del público en los servicios de las clínicas contrasta marcadamente con el estigma que la anticoncepción seguía teniendo en las comunidades de clase trabajadora. El sexo era tabú e incluso las feministas evitaron el tema de la anticoncepción hasta después de la Primera Guerra Mundial. A las mujeres se les enseñó a creer que la anticoncepción era vergonzosa y, por lo tanto, visitar una clínica de control de natalidad era un acto de subversión.
El desdén social no impidió que las mujeres pidieran consejo a Stopes sobre los tres tipos de planificación reproductiva que ella promovía: prevenir nacimientos no deseados, espaciar a los niños dentro de la familia y ayudar a las parejas infértiles a concebir. Si bien se opuso a los abortos, Stopes instruyó a sus parteras para que educaran a las mujeres sobre el uso de tecnologías anticonceptivas y trabajó junto con fabricantes de dispositivos como el capuchón cervical Pro-Race y el Clinocap.
Aunque el trabajo de Marie Stopes avanzó significativamente en el campo de la anticoncepción y la emancipación a través de la elección reproductiva, sus propios motivos para hacerlo no fueron puramente para mejorar la vida de todos. Stopes fue una abierta defensora de la eugenesia, llegando incluso a abogar por la esterilización obligatoria de aquellos que consideraba «no aptos para la paternidad». Stopes creía que las personas de estatus social más bajo y las parejas de raza mixta o de razas distintas de la blanca no deberían poder procrear. Su libro Radiant Motherhood afirma de manera bastante explícita que ella cree que los «racialmente enfermos» deben ser esterilizados por rayos X, entre otros párrafos inspirados en la eugenesia. Cuando Stopes murió en 1958, legó sus clínicas de control de natalidad a la Eugenics Society.
Margaret Sanger y Katharine Dexter McCormick
El activismo de Stopes inspiró el movimiento de control de la natalidad, no solo en Gran Bretaña sino en todo el mundo, particularmente en las antiguas colonias británicas como India y Estados Unidos. Estados Unidos también contó con personalidades influyentes en el activismo por el control de la natalidad. En particular, Margaret Sanger, una enfermera obstetra que, debido a su trabajo en el Lower East Side de la ciudad de Nueva York, se enfrentaba a diario a la pobreza, la fertilidad descontrolada, las altas tasas de mortalidad infantil y materna y la muerte por abortos ilegales.
Sanger decidió pasar a la acción. El objetivo de su misión, que comenzó alrededor de 1912, era prevenir embarazos no deseados. El medio de protesta preferido de Sanger era la palabra escrita. Además de publicar libro,s artículos y panfletos, institucionalizó sus esfuerzos al fundar la primera clínica de control de la natalidad de Estados Unidos en Brooklyn en 1916.
Las acciones de Sanger encontraron mucha oposición. En ese momento, en los Estados Unidos estaba prohibido por ley publicar información sobre anticoncepción. Este obstáculo no detuvo a Sanger, aunque una de sus publicaciones hizo que la arrestaran en 1914 por violar las leyes de obscenidad. Aunque no sin críticas, Sanger también recibió mucho apoyo popular y, al final, sus encuentros con la corte resultaron ser beneficiosos para la causa: Sanger logró obtener permiso para que los médicos asesoraran a los pacientes sobre la anticoncepción. Esto inició la reinterpretación de la Ley Comstock de 1873, que calificaba la literatura sobre métodos anticonceptivos como obscena.
A pesar de las preguntas que rodean las motivaciones de Sanger para promover el control de la natalidad y su lealtad a la eugenesia, la idea de que la reproducción selectiva podría beneficiar el futuro de la humanidad, su trabajo todavía se reconoce como una contribución considerable al desarrollo de la píldora y la promoción del control de la natalidad. Su discurso «Children's Era», (1925) ocupa el puesto 81 en los 100 mejores discursos del siglo XX de America Rethoric, y Sanger fue inmortalizada como la inspiración para el personaje de cómic Wonder Woman.
La historia de Margaret Sanger está entrelazada con la de otra pionera defensora de la anticoncepción: Katharine Dexter McCormick. En la década de 1920, las dos mujeres comenzaron a colaborar y lograron, entre otras cosas, introducir diafragmas de contrabando al país para su uso en las clínicas de Sanger. Después de que su rico esposo falleciera en 1947, McCormick heredó millones y dedicó cada vez más sus esfuerzos al activismo.
Fue Sanger quien le habló por primera vez de la idea de una píldora anticonceptiva. McCormick se convenció de inmediato de la importancia de una anticoncepción controlada por mujeres. Gracias a Sanger, se convirtió en la proveedora de fondos del Dr Gregory Pincus y asumió una función supervisora en el desarrollo de la píldora. A pesar de estas actividades innovadoras, los logros de McCormick se olvidaron hace mucho tiempo, y su legado no empezó a ganar reconocimiento hasta hace poco.
Junto a estas pioneras, las defensoras de la anticoncepción como Aletta Jacobss en los Países Bajos y Dhanvanthi Rama Rau en la India jugaron un papel importante en la normalización del uso de la píldora y en la resistencia a las protestas públicas que inicialmente tuvieron lugar contra este medicamento por parte de la oposición religiosa y moral.
Sus esfuerzos para crear conciencia serían continuados por otros pioneros como Planned Parenthood u organizaciones de planificación familiar, las cuales ayudan a las parejas a regular el número y el espaciamiento de los hijos dentro de una familia.