- Exposición: Pioneras
- Sofonisba Anguissola
En una época en la que las mujeres eran vistas como objetos representados en el arte, no como artistas, la pintora renacentista italiana Sofonisba Anguissola (1532-1625) fue la primera artista femenina en alcanzar el reconocimiento internacional. A lo largo de su carrera, fue respetada y valorada por artistas como Miguel Ángel y Anthony van Dyck, y el historiador del arte Giorgio Vasari. Es conocida por sus autorretratos y sus cuadros familiares. Pintó al menos 12 autorretratos en una época en la que era muy inusual hacerlo.
Este capítulo explora cómo el entorno aristocrático y el apoyo de su padre moldearon la carrera artística de Sofonisba, y cómo la combinación de esos privilegios con su talento la ayudaron a vencer obstáculos y abrir la puerta a que las mujeres fueran aceptadas como estudiantes de arte.
Sofonisba Anguissola nació en Cremona (Italia) en 1532, hija de Amilcare Anguissola y Bianca Ponzone, ambos de familias nobles. Era la mayor de siete hijos. La familia vivió cerca del emplazamiento de la Batalla del Trebia, una famosa batalla entre los romanos y los cartagineses. El nombre de Sofonisba procede de la trágica noble cartaginesa Sophonisba.
Inspirado por la lectura de Il Cortigiano de Baldassare Castiglione, un libro sobre los buenos modales de la vida cortesana, Amilcare Anguissola animó a sus seis hijas a cultivar su talento y las apoyó para que recibieran una educación completa. Con este estímulo, Sofonisba y cuatro de sus hermanas se dedicaron a la pintura. Aunque muy pronto resultó evidente que ella era la que tenía más talento.
Sofonisba no podía llegar a ser aprendiz de un artista, ese camino estaba reservado solo para los hombres. Las mujeres artistas solo lo conseguían cuando tenían un padre o un hermano que pudiera enseñarlas. Afortunadamente, la familia Anguissola procedía de la aristocracia, así que a los 14 años, Sofonisba y su hermana Elena empezaron a estudiar con el reconocido pintor religioso y de retratos Bernardino Campi y recibieron el trato de huéspedes de pago en su hogar. Cuando Campi se marchó de Cremona, Sofonisba continuó sus estudios con Bernardino Gatti.
A los 22 años, Anguissola viajó a Roma y conoció a Miguel Ángel. Le mostró un dibujo de una chica riéndose y él la retó a dibujar un niño llorando. Ella le envió un dibujo de su hermano: Asdrubale mordido por un cangrejo. Miguel Ángel identificó su talento inmediatamente. Durante los dos años siguientes, Anguissola estudió informalmente con Miguel Ángel, quien le ofreció ayuda y le entregó sus cuadernos para que los representara con su propio estilo.
En 1577, su padre escribió a Miguel Ángel para agradecerle «el honorable y cortés afecto que había mostrado para con Sofonisba, mi hija, al enseñarle a practicar el honorable arte de la pintura».
Se cree que el padre de Sofonisba, aunque de mentalidad abierta para su época, quería conseguir una dote para sus seis hijas. Más allá de su completa educación y su formación artística estaba el deseo de que fueran buenas esposas y madres. Su idea no era que Anguissola se convirtiera en una artista de profesión. A pesar de ello, recibió más apoyo en su formación artística que otras mujeres de su época. Aun así, no pudo estudiar anatomía, ya que se consideraba inapropiada para las mujeres, lo que le dificultó intentar realizar complejas composiciones para pinturas religiosas de gran tamaño.
Anguissola experimentó con nuevos estilos de retratos, colocando informalmente a las personas, normalmente, ella misma o su familia, algo que era bastante inusual. Sus pinturas daban a los observadores un retazo de la vida aristocrática cotidiana. Fue reconocida por su estilo y recibió encargos de toda Italia.
Por el contrario, sus autorretratos reflejaban cómo se veía a sí misma como mujer y artista, representando habitualmente la virtud y la modestia. Este autorretrato muestra su representación dual como pintora y modelo gracias al libro que sujeta entre sus manos y que dice: «_Sofonisba Anguissola Virgo Seipsam Fecit 1554_» que significa «_Sofonisba Anguissola creada por la propia doncella 1554_».
En 1558, había llegado a ser una pintora de renombre y a los 26 años se marchó de Italia tras recibir la invitación de Felipe II, rey de España, para que se uniera a la corte española. Trabajó en Madrid como pintora de la corte y dama de compañía de la reina Isabel de Valois. Se granjeó la admiración de la joven reina y pasó los siguientes años pintando numerosos retratos oficiales de la corte.
A lo largo de los 14 años de estancia, orientó el desarrollo artístico de la reina Isabel e influyó el arte que creaban las hijas de la reina. A la muerte de la joven reina en 1568, Felipe II decidió acordar el matrimonio de Anguissola. En 1571, se casó con Fabrizio Moncada Pignatelli, noble siciliano, que la apoyaba en su dedicación a la pintura.
Se cree que Anguissola y su marido se marcharon de España para instalarse en Paternò (Italia) de 1573 a 1579. Recibió una pensión real de 100 ducados, lo que le permitió seguir trabajando y formando a artistas. Su marido murió en 1579.
Dos años después, en un viaje por mar a Cremona, se enamoró del capitán del navío Orazio Lomellino. Se casaron en Pisa en 1584 y se mudaron a Génova, en donde se convirtió en la principal pintora de retratos de la ciudad.
La fortuna de su marido y la pensión de Felipe II permitieron que Anguissola pintara a placer. Alcanzó bastante fama, y recibió la visita de numerosos artistas para aprender de ella.
En 1624, el joven pintor flamenco Anthony van Dyck visitó a Anguissola, que contaba 92 años de edad, para pedirle consejo sobre pintura.
Van Dyck dibujó su último retrato de ella durante esta visita. Se dice que van Dyck creía que su conversación le enseñó más de los principios de la pintura que ninguna otra cosa en su vida.
Un año después, Anguissola regresó a Sicilia y se convirtió en una acaudalada patrona de las artes antes de su muerte en el año 1625 a la edad de 93 años. Siete años más tarde, en el que habría sido su 100.º cumpleaños, su marido grabó su tumba con la siguiente dedicatoria:
A Sofonisba, mi esposa, quien pasará a la historia entre las mujeres ilustres del mundo, destacó retratando la imagen de los hombres. Orazio Lomellino, de luto por la pérdida de su gran amor
Orazio Lomellino, inscripción en la tumba de Anguissola
El feminismo de segunda ola de los años 70 redescubrió la importancia de Anguissola. Se considera una de las pintoras más influyentes de la época moderna. Sus obras influenciaron a generaciones de artistas. Por ejemplo, Caravaggio se inspiró en su Asdrubale mordido por un cangrejo para su Niño mordido por un lagarto. Su éxito abrió muchas puertas para las mujeres, como Lavinia Fontana y Artemisia Gentileschi, para que se dedicaran profesionalmente a sus carreras como artistas.