- Exposición: Pioneras
- Elisa Leonida Zamfirescu
Nacida Elisa Leonida en 1887, esta pionera llevaba la ingeniería en la sangre. Su abuelo materno era ingeniero y su hermano se convertiría en ingeniero. Pero eso no le facilitaría las cosas a Elisa.
Decidida a seguir sus intereses, Elisa se convirtió en una de las primeras mujeres que se licenció en Ingeniería, en una época en la que la ciencia no era cosa de mujeres. Este capítulo de Pioneras expone cómo la hija rumana de un oficial del ejército se convirtió en una figura inspiradora de la ingeniería en todo el mundo.
Los padres de Elisa eran Anastase Leonida, un oficial del ejército, y Matilda Gill. Nacida y criada en Galați, Rumanía, en una familia diez hijos. Elisa fue educada en Bucarest. Se graduó en la Escuela Central para Señoritas y obtuvo su bachillerato en el Insituto de Educación Secundaria Mihai Viteazul. Deseando quedarse en Bucarest, su amor por la ciencia la llevó a solicitar la admisión a la universidad para cursar un título en la Facultad de Puentes y Caminos de Bucarest. Su solicitud fue rechazada por su género.
Decidida, Elisa Leonida solicitó su ingreso en otros lugares y en 1909 fue aceptada en la Real Academia de Tecnología de Berlín (actualmente la Universidad Técnica de Berlín), en Charlottenburg (Alemania). Su aceptación en el programa no estuvo exenta de desafíos. Se cree que el decano trató de utilizar el argumento de que las mujeres debían concentrarse en Kirche, Kinder, Küche (iglesia, niños, cocina) para disuadirla. Otra historia relata cómo un profesor le gritó diciéndole que el lugar de la mujer estaba en la cocina, no en la escuela politécnica. Y sus compañeros le impidieron participar en los festejos tradicionales de admisión, lo que ahora denominamos la «semana de matriculación».
Sin embargo, Zamfirescu aguantó y obtuvo un título de Ingeniería con especialización en química tres años más tarde.
Nuestra compatriota, doña Elisa Leonida, en lugar de estudiar Letras o Medicina, o peor todavía, Derecho, estudió Ingeniería en Charlottemburg. En Ingeniería, el futuro de las mujeres es brillante: doña Elisa Leonida ha aprobado el examen final con gran éxito y obtuvo el título de ingeniera.
Periódico Minerva, 1912
La prensa rumana informó positivamente sobre su logro, escribiendo:
El artículo animaba al mayor número posible de jóvenes a seguir su ejemplo.
Elisa Leonida suele ser considerada la primera mujer ingeniera en Europa, o incluso en el mundo. Fue la primera en Rumanía sin lugar a dudas, y la primera mujer graduada en Ingeniería en Alemania. Pero la primera del mundo es la irlandesa Alice Perry, que se graduó seis años antes con un título en Ingeniería Civil en el Queen's College (Galway).
Habiendo obtenido ese codiciado título, Elisa Leonida rechazó una oferta de trabajo en BASF Alemania, y comenzó su carrera como asistente en el Instituto Geológico de Rumanía, de reciente creación.
Poco después, su carrera se vio interrumpida por la Gran Guerra. Elisa se incorporó a la Cruz Roja y dirigió varios hospitales, por lo que fue muy condecorada. Recibió una medalla de honor del Ministerio de Francia en Rumanía por las siguientes razones:
Enfermera muy diligente y dedicada, ha demostrado excelentes cualidades de abnegación e indiferencia ante el peligro en el transcurso de la epidemia de tifus exantemático, en particular al tratar a un oficial francés con tifus en Vaslui.
En 1917, dirigió un hospital en la pequeña localidad de Mărășești (Rumanía) en el que se atendían a las víctimas de la batalla de Mărășești, la última batalla importante entre Rumanía y Alemania. Rumanía salió victoriosa, pero la batalla dejó más de 22 000 heridos.
Después de la guerra, Elisa regresó a su trabajo en el Instituto Geológico. Había cambiado su nombre a Elisa Zamfirescu, tras haber conocido y haberse casado con Constantin Zamfirescu, químico y hermano del escritor Duiliu Zamfirescu, en 1918. Se cree que la reina María de Rumanía y su hija la princesa Ileana asistieron a su boda.
Elisa y Constantin tuvieron dos hijas: Măriuca y Ancuţa Zoe. Y, como se suele decir, de tal palo tal astilla, ya que Ancuţa Zoe llegó a ser química.
Su trabajo en el Instituto Geológico se centró, evidentemente, en la geología. Zamfirescu pasó de ser asistente a dirigir 12 laboratorios y participar en estudios de campo en los que se descubrieron nuevos recursos de carbón, esquisto, gas natural, cromo, bauxita y cobre. Trabajó muchas horas y experimentó con nuevas técnicas y métodos de análisis de minerales. Investigó la producción de sulfato de cobre, que se utilizaría para destruir hongos nocivos en las plantas cultivadas, y desarrolló un método eficaz para fabricarlo a partir del mineral de cobre. También estudió las aguas minerales de Rumanía y la composición del agua para consumo industrial. Otro estudio analizaba el uso de la bentonita en la filtración del vino (la bentonita se sigue utilizando para aclarar el vino hoy en día).
Durante su labor en el Instituto Geológico, firmó 85 000 boletines de análisis, cuyos resultados se publicaron en la serie «Estudios Económicos» del Instituto Geológico. Asimismo, publicó monografías entre las que se contaban Aportaciones al estudio de la bauxita en Rumanía (1931) y La química de la cromita en las montañas Orsova (1939).
Al margen del Instituto, encontró tiempo para enseñar física y química en la Escuela para Señoritas Pitar Moş y en la Escuela de Electricistas y Mecánicos, dirigida por su hermano Dimitrie en Bucarest. Era conocida por dedicar muchas horas a la formación de personal y a la tutoría de jóvenes químicos, así como de trabajadores y obreros, dando conferencias y cursos e inspirando en ellos la pasión por la ciencia.
Zamfirescu fue la primera mujer miembro de la Asociación General de Ingenieros Rumanos (AGIR) y miembro de la Asociación Internacional de Mujeres Universitarias.
Zamfirescu se retiró en 1963, a la edad de 75 años. Pero ni siquiera entonces dejó de trabajar. Hizo campaña a favor del desarme, llegando a presentar una queja ante el comité de desarme de Lancaster House de Londres sobre los peligros de las armas atómicas.
Elisa Zamfirescu murió a la edad de 86 años el 25 de noviembre de 1973.
Su dedicación y aportación a la ingeniería han sido reconocidas por su país de origen y por el mundo entero. La calle en la que Zamfirescu vivió en Bucarest fue nombrada en su honor en 1993. En 1997, se creó un premio para las mujeres que trabajan en la ciencia y la tecnología en su nombre: el «Premiul Elisa Leonida-Zamfirescu». Y, quizás el mayor honor de la era digital, un doodle de Google conmemoró su cumpleaños en noviembre de 2018.
Actualmente, la ingeniería sigue siendo una de las profesiones menos equilibradas en materia de género, pero hay muchas iniciativas para que cada más mujeres se dediquen a ella, y eso comienza por el fomento de sus intereses científicos desde el colegio. En Bulgaria y Letonia, el 30 % de los ingenieros en activo son mujeres, y en Rumanía el mayor número de estudiantes de ingeniería registrado hasta la fecha es del 35 %. Los programas que apoyan la incorporación de las niñas a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) están contribuyendo a mejorar esas cifras y están en deuda con Elisa Leonida Zamfirescu, y sus contemporáneas, cuya devoción y disciplina obligaron a que se abriera la puerta de la ingeniería a todas nosotras.