- Exposición: Pioneras
- Aletta Jacobs
Hace 100 años, las mujeres de los Países Bajos consiguieron pleno derecho al sufragio: el derecho a presentarse a las elecciones y el derecho a votar. Aletta Jacobs fue una de las mujeres que participaron en ese proceso que tuvo un profundo impacto en la sociedad holandesa. Fue una potente fuerza impulsora del movimiento por los derechos de las mujeres en los Países Bajos y el mundo. Fue la primera mujer holandesa en recibir un diploma universitario, la primera en ser médico y la primera en conseguir un doctorado. También fue un estandarte de la «primera ola del feminismo» en su lucha por el derecho de las mujeres al voto. Fue un ejemplo para las mujeres de todo el mundo.
Aletta Henriëtte Jacobs nació el 9 de febrero de 1854 en un pueblecito de Sappemeer, en la familia de un médico judío. Su vida comenzó en una época en la que las mujeres se encontraban en una posición de desventaja y en la que la pobreza y las duras condiciones laborales tenían un papel crucial en la esperanza de vida. Para las niñas y mujeres de la época, las oportunidades de estudiar y trabajar eran limitadas, y las mujeres todavía no tenían derecho al voto.
Jacobs era una estudiante brillante, pero el estándar educativo de su colegio rural era modesto. Era costumbre que las niñas de clase media acudieran a los denominados «colegios para señoritas» a aprender administración del hogar y etiqueta femenina. Para Jacobs, esta experiencia no fue ningún éxito y, tras apenas dos semanas, se negó a volver al colegio.
Llegaron a un acuerdo: Jacobs se quedaría en casa y recibiría educación de sus padres y tutores privados, y aprendería varios idiomas, como latín y griego. Acabó por no ser suficiente para ella, ya que soñaba con convertirse en médico, como su padre y su hermano.
Jacobs ingresó en la facultad de farmacia y estudió con ahínco. Cuando obtuvo su título en farmacia en 1870, se decidió a escribir al ministro Thorbecke para pedirle permiso para emprender estudios académicos. Thorbecke respondió enseguida —al padre de Jacobs— concediéndole permiso para estudiar medicina en la universidad.
Evidentemente, no fue fácil ser la primera mujer estudiante. Jacobs y sus hermanos tuvieron que soportar las críticas de sus compañeros. Pero tras graduarse, se convirtió en la primera médica de cabecera de los Países Bajos.
A lo largo de su vida, Aletta Jacobs se alzó por sus derechos y los derechos de las mujeres. Por ejemplo, como doctora, abrió una clínica para ayudar a las mujeres a utilizar anticonceptivos, como el pesario. En 1882, abrió su primera clínica de planificación familiar en Ámsterdam.
También le declaró la guerra al acoso y maltrato en el lugar de trabajo. Observó que las trabajadoras de las tiendas tenían muchas quejas porque tenían que estar de pie todo el día (hasta 11 horas). Gracias a la campaña de Jacobs, se aprobó una ley que obligaba a las tiendas a disponer «asientos» para el personal.
Durante su carrera como médica, Jacobs escribió varios libros, entre los que se incluye la destacada obra de 1899 sobre el cuerpo femenino La mujer: su estructura y sus órganos internos. Gracias a su experiencia tratando a mujeres, Jacobs tenía un profundo conocimiento de cómo funcionaba el cuerpo femenino. Jacobs fomentó la difusión del conocimiento sobre el cuerpo femenino con la publicación de este libro vivamente ilustrado.
En las elecciones al parlamento de 1883, Aletta Jacobs presentó una petición para conseguir el derecho a voto ante el alcalde y el concejo municipal de Ámsterdam. Subrayó que cumplía todos los criterios legales, como ciudadana y contribuyente. Sin embargo, denegaron su petición. Entonces, Jacobs apeló al Tribunal del Distrito de Ámsterdam, sin éxito, y posteriormente al Tribunal Supremo, nuevamente en vano.
Cuando la enmienda de 1887 a la constitución holandesa concedió explícitamente el derecho al voto únicamente a los residentes masculinos, se levantó un nuevo muro para el sufragio femenino. Este suceso desencadenó el sufragio femenino de los Países Bajos.
Jacobs no pudo soportar esta injusticia. Espoleó un mayor compromiso con el activismo político para defender los derechos y el sufragio de las mujeres.
(...) Estoy segura de que no viví en vano. He conseguido nuestra tarea y podemos marcharnos de este mundo con la certeza de que lo dejamos mejor de como lo encontramos.
Aletta Jacobs, 1928
Jacobs luchó por el sufragio femenino durante más de 50 años, junto con otras mujeres y hombres que defendían los derechos de la mujer. Estas mujeres se llamaban a sí mismas «feministas» y se hacían oír con frecuencia. Organizaron exposiciones, publicaron periódicos y panfletos, fundaron asociaciones, se manifestaron en público e hicieron peticiones. En 1903, Jacobs se convirtió en la presidenta de la Asociación para el Sufragio Femenino de los Países Bajos.
En 1912, Jacobs viajó por todo el mundo. Lo hizo con Carrie Chapman Catt, una prominente sufragista estadounidense y presidenta de la Alianza Internacional del Sufragio Femenino.
Las dos mujeres visitaron varios países europeos: Sudáfrica, Egipto y Oriente Medio, la India, Indonesia, Japón y China. Poco antes de su llegada, Jacobs y Catt se enteraron de que las mujeres chinas habían participado en las diversas reuniones nacionales y regionales que había realizado Sun Yat-Sen. En las cartas de viaje de África y Asia, Jacobs presenta un cautivador relato de sus experiencias de viaje.
En 1919, Jacobs renunció a la presidencia de la Asociación para el Sufragio Femenino de los Países Bajos el mismo año en que se aceptó el derecho al voto de las mujeres en el Parlamento. En 1922, cuando Jacobs tenía 68 años, las mujeres holandesas acudieron por primera vez a las urnas. Jacobs había desempeñado un papel vital en la mejora de los derechos de la mujer en la sociedad, pero la lucha no había terminado.
En años posteriores, mucha gente comenzó a darse cuenta de lo especial que era la doctora Aletta H. Jacobs. En 1924, fue la protagonista de una celebración en honor a su 70 cumpleaños, y en 1929, se conmemoró el 50 aniversario de su graduación universitaria con una ceremonia.
Jacobs falleció el 10 de agosto de 1929. Su funeral fue muy concurrido y filmado para los boletines de noticias. Aparentemente, poco antes de su muerte, Jacobs se había lamentado así: «Todavía queda mucho por hacer en el mundo».